Cuenta la leyenda que grandes salarios podían conseguirse apretando
el ratón desde el sofá, que el esfuerzo y el trabajo eran cosa del pasado y una
nueva era de encanto, dinero y libertad se abría para todos nosotros con el
mundo del trading.
La ilusión colmó los medios y los más listos buscaron la
intermediación entre unos y otros. Nacieron negocios, revistas, gurús y
sobretodo muchas falsas palabras. Jóvenes, adultos y ancianos caían en este
sueño que por desgracia muy pocos hicieron realidad, el camino más bien quedó inundado
de bolsillos vacíos.
El fuego del sueño se sigue avivando día a día con promesas
de un premio tremendamente seductor, una libertad muy cara que se vende
demasiado barata. La falsa esperanza de optar a ese premio nubla el juicio de
todos esos aspirantes, que se mueven más por el deseo que por la razón. Los
viejos refraneros siempre llevan razón, nadie regala duros por pesetas, pero en
este mundo se quiere hacer creer que sí.
Podre trader ilusionado, estas entrando en un mundo muy duro
sin saberlo, sólo me queda desearte que el golpe sea suave y seas capaz de
levantarte…
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