Todos sabemos que el control mental y emocional es
fundamental para tener éxito en los mercados, sin embargo, son muy pocos los
capaces de llevarlo a cabo. ¿Por qué?
A pesar de que todos lo hemos leído una y otra vez no nos
damos cuenta que el problema no es conocer la teoría sino aplicarla en nosotros
mismos. Cuando entran en juego nuestras emociones tendemos a actuar de forma
irracional, es decir, no pensamos las cosas como lo haríamos sin esos
sentimientos y nos dejamos llevar por los impulsos que ellos generan. Es tremendamente
difícil combatir contra el sistema impulsivo de uno mismo ya que es naturaleza
humana y por ello debemos actuar en muchas ocasiones contra nosotros mismos.
En el momento de la verdad la mayoría de los traders no son
capaces de ver este problema, ya que la
iniciativa de uno mismo siempre prima sobre las demás y a pesar de lo que hayamos
leído o estudiado tendemos a priorizar nuestra opinión. Nos creemos que estamos
por encima del resto y especulamos con que a
nosotros y a nuestra operación no le pase lo que tanto hemos escuchado. No
nos damos cuenta que estamos cometiendo un error terrible ya que estamos siendo
dominados por nuestro sistema emocional y no somos capaces de verlo.
Es muy difícil distinguir cuando actuamos de forma impulsiva
y cuando lo hacemos de forma racional, y el
mercado nos lo pone todavía más difícil cuando nos premia algún comportamiento emocional.
Ganar una operación por intuición de tu subconsciente es lo peor que te puede
pasar ya que acentúa tu conducta impulsiva y en el largo plazo vas a salir
hundido.
Si leemos una y otra vez a traders con mucha más experiencia
que nosotros y además observamos que todos coinciden en lo mismo, no debemos tratar
de ponernos por encima, porque si lo hacemos es que estamos siendo dominados
por los “fantasmas” de nuestra cabeza. En estas situaciones debemos luchar
contra nosotros mismos, es decir, actuar
en contra de lo que nos pide el cuerpo, es la única manera de conseguir
dominar poco a poco nuestro sistema impulsivo.
Perdamos una operación y en vez de tratar de recuperarla
demos una vuelta, saquemos al perro o preparémonos un café, pero nunca hagamos
caso a lo que nos pide el cuerpo, que es recuperarla enseguida y cueste lo que
cueste. Cuando volvamos más serenos veremos las cosas ya de forma racional y no
emocional y podremos seguir operando de acuerdo a nuestro plan.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario